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de carpetas y sacó una tarjeta de la primera . Dentro de diez minutos
tengo otra cita y necesito revisar mis informes. Siento no ser de mucha
ayuda, pero aqu tienes la tarjeta del asistente social que habló con Micki
antes de que la soltramos. Tal vez l sepa ms.
Detective...
Por favor, llmame Bobbie.
Gracias, Bobbie. Crees que mi hermana seguir en el barrio donde la
detuviste?
Lo dudo dijo Bobbie negando con la cabeza . No he vuelto a verla, y
eso que voy all a menudo, ya que es una zona con un alto ndice de
criminalidad. Despus de que me llamaras, volv a buscarla, pero nadie
admite saber nada de ella. No creo que suela frecuentar esa parte de la
ciudad. Chicago es muy grande.
S, enorme, pensó Rory, que ya lo haba comprobado de camino a la
comisara. Haba visto las Sears Towers y el edificio Hancock en la distancia.
Chicago pareca tan alta como ancha, y su sobrecogedora inmensidad casi
le haba hecho llegar tarde, hasta que consiguió orientarse en el laberinto
de calles.
Gracias otra vez, Bobbie dijo, levantndose y ofrecindole la mano .
No se me ocurre nada ms.
Bobbie dudó unos segundos, antes de volverse y agarrar la carpeta.
No pierdas la esperanza, de acuerdo? Ests haciendo lo correcto al
buscarla. Tu hermana no parece haber perdido el juicio, pero s parece
cansada de vivir as. Por qu no visitas a ese asistente? Son gente muy
agradable. Llamar al director y le dir que vas a pasarte por all.
La tensión que Rory senta en el pecho se alivió un poco.
Te lo agradezco mucho... y aprecio que te hayas tomado la molestia de
recibirme.
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Ha sido un placer. Pero asegrate de ir acompaada cuando vayas a
ver al asistente, de acuerdo? A ser posible con un hombre. No es el mejor
de los barrios.
Rory no iba a decirle que an no conoca a nadie en la ciudad... salvo a
Alec. Agarró su bolso y reprimió una sonrisa, pensando en la fantasa que
llevaba escondida, y considerando la posibilidad de tener a su casero como
una pareja para el sexo. Coquetear con l era una cosa, pero otra muy
distinta era compartir la fantasa Hmeda y resbaladiza .
Pero y por qu demonios no?, se preguntó mientras se diriga hacia el
coche. No poda negar que se senta atrada por l, como tampoco que l
albergaba un vago deseo hacia ella. Haba sido muy caballeroso,
ayudndola con su equipaje sin la menor queja. Haba sido el casero
perfecto, dndole las llaves y las instrucciones necesarias con una buena
dosis de paciencia y humor. Era un hombre educado, sofisticado,
indudablemente respetable... No pareca el ms indicado para compartir
una fantasa salvaje, y sin embargo...
Rory no saba mucho de hombres, pero su instinto le deca que no tena
nada que perder en probar con Alec. Lo peor que podra pasarle era que la
rechazara, lo que sólo supondra una corta temporada de incomodidad y
tensión entre ambos. Un hombre as deba de estar acostumbrado a que lo
acosaran las chicas ingenuas como ella.
Pero tena que ir con cuidado. Encontrarse a si misma con un rechazo no
era el modo que tena pensado para comenzar su incursión por el
apasionado mundo de las citas. Mientras se meta en el coche y arrancaba
el motor, pensó que la sexcapada que tena en el bolso iba a ser la llave
del xito.
Alec oyó cómo se abra y cerraba la puerta del edificio. Oyó los rpidos
pasos de Rory en las escaleras y cómo meta la llave en la cerradura. A
continuación oyó el portazo y los pasos sobre su cabeza. Era intil
concentrarse en el ordenador, pensó sacudiendo la cabeza en un gesto de
derrota.
Tal vez no fuera tan buena idea tener a una inquilina en el piso de arriba.
Sobre todo una mujer hermosa y llena de vitalidad. Una mujer ajena a su
pasado y al mismo tiempo capaz de hacerle recuperar sus antiguas
costumbre del amor libre y del carpe diem . Una mujer cuyo perfume se
haba instalado en su propio apartamento, en el que ella ni siquiera haba
entrado. A pasar de que se haba cambiado de camiseta, su dulce fragancia
segua persiguindolo a todas partes.
Respiró hondo y se obligó a concentrarse en el trabajo. Posicionó los
dedos sobre el teclado y examinó lo que haba escrito por si se le haba
pasado algo. Mientras Rory haba salido a entrevistarse con una detective,
l haba recibido una llamada del presidente de Hensen Foundations, el
doctor Noah Yeager, un conocido psicólogo, para informarle de que l y su
esposa, Miranda, una personalidad de la radio, iban a ir a Chicago la
semana próxima y queran or su presentación.
As pues, qu haba estado haciendo toda la tarde? Se haba
preocupado de organizar sus notas, entrevistas y estadsticas? Haba
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consultado sus teoras de fondo para reforzar las conclusiones? O se haba
pasado las horas preguntndose si Rory Carmichael usara la vieja baera o
si preferira la moderna ducha de mano?
Disgustado con su falta de progreso, Alec fue a por el telfono
inalmbrico, que haba dejado en la cocina, y marcó el nmero de Dixie
Landings.
Shaw Thomas respondió la voz de su jefe.
Shaw, hola. Soy Xander.
Hola, amigo. Qu pasa?
Con cualquier otro empleado, Shaw habra supuesto que el objeto de la
llamada era formular una pattica excusa para cambiar el turno o no ir a
trabajar. Pero Xander Mann siempre se presentaba a su hora, sin faltar una
sola noche. Despus de todo, estaba trabajando para su estudio, y adems
las propinas eran bastante generosas. Y aunque no haba sido del todo
sincero con su jefe respecto a su verdadero propósito, Shaw tambin era
objeto de su estudio como un singular espcimen masculino, era un
empleado modelo en todos los dems aspectos. No quera mentirle en esos
momentos, por lo que eligió las palabras con mucho cuidado.
Recuerdas ese estudio en el que estoy trabajando?
El de tu doctorado, verdad? S, me lo contaste. Es algo para tus
clases de psicologa?
Sociologa corrigió Alec, sin mucho nimo para explicarle la diferencia
semntica a su jefe. Psicologa era el estudio de la psique humana, mientras
que la sociologa era el estudio de la cultura y sus efectos en el
comportamiento humano. Las dos disciplinas estaban relacionadas, pero
eran completamente distintas.
No me digas que quieres estudiarme a m o algo por el estilo dijo
Shaw.
Ya lo estoy haciendo, to .
Voy un poco atrasado, y como hoy es martes y no habr mucha gente,
me preguntaba si...
La inhalación de Shaw lo cortó. Su jefe, originario de Alabama, posea la
personalidad de un verdadero caballero del sur. Hablaba con un fuerte
acento nasal, fumaba tabaco recogido en Virginia y hechizaba a las mujeres
con la misma rapidez con la que el sol sureo derreta el hielo. Pero tambin
tena un temperamento terrible, sólo compensado por su increble sentido
de la justicia.
No te debe Brad una noche? le preguntó, con un ligero tono de
sugerencia.
S, creo que s. Voy a llamarlo.
Eso es dijo su jefe. Alec se lo imaginó sonriendo . Chico, ests
aprendiendo cómo son los negocios.
El carioso calificativo de chico desanimó a Alec. Shaw y l eran casi de
la misma edad, pero cuando se haca pasar por Xander, se comportaba
como si tuviera diez aos menos.
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Una rpida llamada a Brad le permitió librarse del turno de aquella noche.
Despus de prepararse un sndwich con el jamón y el queso que encontró
en el frigorfico, y que sorprendentemente no estaba rancio ni mohoso, se
sirvió una cerveza y volvió frente al ordenador. Cuando oyó los grifos sobre
su cabeza supuso que Rory estara preparndose un bao. Metió un CD de
msica en el ordenador y subió el volumen de los altavoces, con la
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