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haba adquirido cuando vi los cuerpos tanto tiempo muertos entre los escombros de las
minas y los rboles eternos, me qued como estaba, y el baluchiterio, sin nadie para
guiarlo, avanzó con paso uniforme, mientras los seguidores de Vodalus se hacan a un
lado para hacerle paso, hasta que tuvo delante de l el estrado sobre el que se levantaba
el trono y el dosel. Entonces se detuvo y el cuerpo del hombre muerto se inclinó hacia
delante y cayó sobre el estrado a los pies de Vodalus: y yo, inclinndome muy hacia fuera
del howdah, golpe al animal detrs de una y otra pata con la parte plana de mi espada e
hice que se arrodillara.
En el rostro de Vodalus se dibujó una tenue sonrisa que sugera muchas cosas, una de
ellas (quiz la dominante) la diversión.
 Envi a mis hombres a por el decapitador, y ya veo que han logrado traerlo.
Le salud con la espada, sosteniendo la empuadura ante los ojos como se nos
enseó a hacerlo cuando un exultante acuda a presenciar una ejecución en el Patio
Grande.
 Sieur, es el antidecapitador a quien os han trado: hace tiempo que vuestra propia
cabeza hubiera rodado sobre un suelo recin removido si no hubiera sido por m.
Entonces me miró ms de cerca; me miró la cara en vez de la espada o la capa, y
despus de unos instantes dijo:  En efecto, t fuiste aquel joven. Tanto tiempo ha
pasado?
 El suficiente, sieur.
 Hablaremos en privado de todo esto, pero ahora me esperan mis funciones pblicas.
Qudate aqu.  Y sealó al suelo a la izquierda del estrado.
Baj del baluchiterio seguido de Jonas, y dos mozos se llevaron el animal. All
quedamos esperando y omos cómo Vodalus imparta órdenes y transmita planes,
recompensaba y castigaba, durante quizs una guardia. Toda la jactanciosa panoplia
humana de pilares y arcos no es ms que una imitación en piedra estril de los troncos y
las bóvedas que dibujan las ramas del bosque, y aqu me pareció que apenas haba
diferencia alguna entre ambas cosas, excepto que la una era gris o blanca y la otra
marrón, y verde plido. Entonces cre comprender por qu ni el Autarca con todos sus
soldados, ni los exultantes con todas las huestes de sus servidores podan subyugar a
Vodalus; porque ocupaba la fortaleza ms poderosa de Urth, mucho ms grande que
nuestra Ciudadela, con la que yo la haba parangonado.
Por fin despidió a la multitud, yendo cada cual a su lugar, y bajó del estrado para
hablarme, agachndose hacia m como si yo hubiera sido un nio.
 Ya me serviste en una ocasión  dijo . Por eso te perdonar la vida, pase lo que
pase, aunque quiz sea necesario que sigas siendo mi husped durante algn tiempo.
Sabiendo que tu vida ya no corre peligro, me servirs otra vez?
El juramento de fidelidad al Autarca que yo haba prestado con ocasión de mi ascenso,
no tena la fuerza suficiente para resistir al recuerdo de esa tarde nebulosa con la que he
comenzado este relato de mi vida. Los juramentos de fidelidad no son ms que meras
cuestiones de honor comparados con los beneficios que damos a los otros, que son cosas
del espritu; basta con que salvemos alguna vez a otro, y somos suyos para toda la vida.
Se suele decir que la gratitud no se encuentra. Eso no es verdad: quien lo dice es que no
ha buscado donde deba. Uno que de verdad hace un beneficio a otro se encuentra por
un momento al mismo nivel que el Pancreador, y en gratitud por esa elevación servir al
otro todos sus das; y as se lo dije a Vodalus.
 Bien!  dijo, y me dio una palmada en el hombro . Ven. No lejos de aqu tenemos
preparado algo para comer. Si tu amigo y t os sentis conmigo a la mesa, os dir lo que
debe hacerse.
 Sieur, yo he deshonrado una vez a mi gremio.
Sólo pido no deshonrarlo de nuevo.
 Nada de lo que hagas ser conocido  dijo Vodalus, y eso me satisfizo.
X - Thea
Acompaados de una docena de personas, abandonamos el claro a pie, y a media
legua de distancia encontramos entre los rboles una mesa puesta. Yo me coloqu a la
izquierda de Vodalus, y mientras los dems coman yo simul hacerlo y deleit mis ojos
mirndolo a l y a su seora, a quien tan a menudo haba rememorado mientras me
encontraba echado en el camastro entre los aprendices de nuestra torre.
Cuando lo salv, mentalmente al menos todava era un nio, y a un nio todos los
adultos le parecen muy elevados aunque en realidad sean de muy baja estatura. Ahora
vea que Vodalus era tan alto o ms que Thecla, y que Thea, la hermanastra de Thecla,
era tan alta como ella. Entonces supe que ambos tenan verdaderamente sangre exaltada
y no eran simples armgeros como lo haba sido sieur Racho.
Fue de Thea de quien me enamor primero, adorndola por pertenecer al hombre que
yo haba salvado. Al comienzo haba amado a Thecla porque me recordaba a Thea.
Ahora (cuando muere el otoo y tambin el invierno y la primavera, y el verano vuelve de
nuevo, siendo el final y tambin el comienzo del ao) volva a amar a Thea una vez ms,
porque ella me recordaba a Thecla.
Vodalus dijo:  Eres un admirador de las mujeres.  Y yo cerr los ojos.
 Pocas veces he estado entre gente corts, sieur. Os pido me perdonis.
 Como comparto tu admiración, no hay nada que perdonarte. Aunque espero que no
estuvieras estudiando esa grcil garganta con la idea de cercenarla.
 Jams, sieur.
 Me alegra mucho saberlo.  Tomó una fuente con tordos, eligió uno y lo puso sobre
mi plato. Era una seal de predilección especial. Y sin embargo, admito que estoy un
poco sorprendido. Pues yo hubiera pensado que alguien de tu profesión nos mirara a los
pobres humanos como un carnicero mira el ganado.
 De eso no puedo informaros, sieur. A m no me han educado como a un carnicero.
Vodalus se rió.
 Buena salida! Casi lamento ahora que hayas accedido a servirme. Si te hubieses
conformado con ser mi prisionero, hubiramos intercambiado muchas conversaciones
deliciosas mientras te utilizaba, como era mi intención, como moneda de cambio por la
vida del infortunado Barnoch. Tal como estn las cosas, por la maana te habrs ido. Sin
embargo, creo que tengo una misión para ti que se ajustar a tus inclinaciones.
 Sin duda, sieur, si se trata de una misión vuestra.
 Ests perdiendo el tiempo en el cadalso  sonrió . Dentro de no mucho te
encontraremos un trabajo mejor. Pero si quieres servirme bien, has de comprender algo
sobre la posición de las piezas en el tablero y el objetivo del juego en que intervenimos.
Llama a ambos bandos blancos y negros, y en honor de tu vestimenta, y para que sepas
dónde estn tus intereses, nosotros seremos los negros. Sin duda te han contado que los
negros no somos ms que bandidos y traidores; sin embargo, tienes idea de lo que
perseguimos?
 Dar jaque mate al Autarca, sieur?
 Eso estara bien, pero no es ms que un paso y no nuestra meta final. Has venido de
la Ciudadela (como ves, s algo de tus viajes e historias), esa gran fortaleza de das
periclitados, de manera que debes sentir cierto aprecio por el pasado. Nunca se te ha [ Pobierz całość w formacie PDF ]

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